“No estoy hablando de privatizar las EDE (empresas distribuidoras de electricidad) pero, sin lugar a dudas, el sector privado puede colaborar bastante”. Con esas palabras el ministro de Energía y Minas, Joel Santos, planteó que la sostenibilidad del sistema eléctrico dominicano dependerá de una alianza estratégica entre el Estado y la inversión privada. La meta es reducir las pérdidas del 38% al 27% en los próximos años.
Se trata de una propuesta respaldada por la Asociación Dominicana de la Industria Eléctrica (ADIE). “Reiteramos nuestra disposición permanente de colaborar con el Estado para avanzar en estas soluciones estructurales: desde la focalización de los subsidios hacia quienes realmente los necesitan, hasta la incorporación de tecnologías inteligentes que permitan medir, controlar y optimizar el servicio”, dijo el presidente de la organización que agrupa a los generadores privados, Roberto Herrera.
Ambas declaraciones se dieron en el Foro ADIE 2025, donde el funcionario definió la energía como “el pulso del desarrollo humano y ambiental”, y enfatizó que el crecimiento económico dominicano no puede sostenerse sin un avance paralelo del sector energético.
Ministro Santos, mientras participaba en un panel sobre transición energética, junto al presidente de la ADIE, Roberto Herrera y el experto internacional en energías renovables, Luciano Castillo.
“República Dominicana necesita un desarrollo de su oferta energética y de todos sus sectores energéticos. Lo que tenemos que cambiar es el chip: el sector energético no puede ir detrás de la economía; debe ir delante y arrastrarla hacia un país de altos ingresos”, expresó al tiempo que advirtió que la economía dominicana, clasificada como de ingreso medio alto, enfrenta el riesgo de caer en la llamada “trampa de los países de ingreso medio”, donde el crecimiento se estanca si no se incorporan sectores de alto valor agregado. Para evitarlo, dijo, la planificación energética debe preceder y acompañar el desarrollo productivo.
“Pasar de ingreso bajo a ingreso medio es más fácil que pasar de ingreso medio a ingreso alto. Y la energía es clave para romper esa vorágine”, afirmó. El ministro adelantó que en noviembre será presentado el Plan Energético Nacional 2025-2038, instrumento que servirá de base para orientar la expansión de la generación, transmisión y distribución eléctrica durante la próxima década. Según explicó, el plan integrará las metas de crecimiento económico establecidas en el proyecto Meta 2036, cuyo objetivo es duplicar el tamaño de la economía dominicana entre 2024 y 2036.

Inversión extranjera y diversificación de la matriz
Santos destacó que el sector energético ha sido, en los últimos tres años, uno de los principales receptores de inversión extranjera directa (IED) del país, con flujos cercanos a US$1,000 millones anuales, ubicándose en primer o segundo lugar, solo detrás del turismo. En ese contexto, señaló los avances alcanzados entre 2020 y 2025, que incluyen más de 1,000 megavatios (MW) en energías renovables (solar y eólica) y la aprobación de la Resolución CNE-AD-0005-2024, que obliga a incluir sistemas de almacenamiento equivalentes al 50% de la capacidad en proyectos mayores de 20 MW.
“Esto jugará un papel fundamental en el desarrollo del sector”, sostuvo, al recordar que ya está en marcha una licitación pública para nueva generación renovable de hasta 600 MW, que incluye 300 MW de almacenamiento y cuya adjudicación está prevista para el primer trimestre de 2026. A esto se suma una segunda licitación proyectada para el próximo año y el fortalecimiento de la generación distribuida, proceso que Santos definió como “la democratización de la energía”.
El ministro explicó que la diversificación energética no solo responde a criterios ambientales, sino también a la necesidad de garantizar seguridad y competitividad para atraer sectores de alto consumo y valor agregado, como la manufactura avanzada, los data centers, los semiconductores y la minería. “Un proyecto de un data center no se instala en un país que no tenga disponibilidad de energía. Esos sectores dependen puramente de ella”, advirtió.
Actualmente, la matriz eléctrica dominicana refleja una diversificación significativa respecto al año 2000, cuando el 88% de la generación dependía del fuel oil. Hoy el sistema integra gas natural, carbón, fuentes renovables, biomasa y energía eólica tanto en el norte como en el sur del país, con distintos patrones de producción según la hora del día.
Planificación
El funcionario insistió en que la planificación energética debe ir más allá del horizonte político, garantizando el suministro futuro: “El país no se termina en 2028. Debemos asegurar que, al finalizar este gobierno, ya se estén desarrollando los proyectos que van a generar la energía del 2030, 2031 y 2032”, dijo. En esa línea, explicó que desarrollar proyectos de generación, en especial los basados en gas natural, requiere varios años, debido a la alta demanda global de equipos como las turbinas. Por eso, subrayó la importancia de dejar sentadas las bases para una oferta energética sostenible y anticipada.
Entre los proyectos en desarrollo mencionó más de 2,300 MW de nueva generación base, distribuidos en ocho empresas, entre ellas Energás, SIBA Energy, Energía 2000, NextGen Capital, Generadora San Felipe, Haina Investment Company, Consorcio Manzanillo Energy y Seaboard, lo que representará un incremento del 54% en la capacidad instalada nacional hacia 2028. A esto se suman 20 proyectos renovables en construcción que aportarán más de 1,000 MW adicionales, mientras otros 22 están por iniciar y 51 se encuentran en trámite de permisos. “De los 71 proyectos registrados, 39 ya incorporan almacenamiento. Eso garantiza estabilidad y confiabilidad hacia el futuro”, detalló.
Asimismo, el plan contempla US$450 millones en inversión para transmisión y entre US$250 y US$350 millones anuales en distribución, destinados a repotenciar redes, instalar medidores inteligentes y combatir el fraude eléctrico. El ministro destacó que el Gobierno trabaja también en un programa de iluminación vial con el Banco Mundial, que prevé instalar 250,000 luminarias entre 2026 y 2027, cubriendo el 50% de la oferta de iluminación urbana, y en proyectos de electrificación rural para conectar alrededor de 66,000 hogares que aún carecen de servicio. “Las comunidades cambian radicalmente cuando acceden a la energía. Puede sonar sorprendente que en pleno siglo XXI aún hablemos de esto, pero es una realidad que estamos transformando”, señaló.
Colaboración privada y el desafío de las pérdidas
Aunque Santos insistió en que no se trata de privatizar las empresas distribuidoras (EDES), reiteró la necesidad de fortalecer su gestión mediante la participación del sector privado. “Lean mis labios: no estoy hablando de privatizar las EDE”, dijo el funcionario. “El sector privado puede colaborar bastante Esto nos permitiría reducir las pérdidas del 38% al 27% en los próximos años”, agregó. El ministro explicó que las pérdidas, tanto técnicas como no técnicas, siguen siendo uno de los principales desafíos del sistema eléctrico, afectando su sostenibilidad financiera y la calidad del servicio.
En esa misma línea, el presidente de la Asociación Dominicana de la Industria Eléctrica (ADIE), Roberto Herrera, coincidió en que enfrentar las pérdidas requiere una acción conjunta del Estado y el sector privado. “La sostenibilidad del sistema eléctrico pasa por enfrentar de manera decidida y conjunta el desafío de las pérdidas, promoviendo soluciones que fortalezcan su gestión y garanticen eficiencia y equidad para todos los usuarios”, afirmó.
Herrera sostuvo que reducir las pérdidas no es solo una meta técnica, sino también “una necesidad económica, social y ambiental que demanda coordinación, inversión y voluntad”. Propuso avanzar hacia una tarifa técnica realista que refleje los costos reales de las distribuidoras, además de fortalecer las inversiones en transformadores, líneas y medidores inteligentes. “Solo con eficiencia en toda la cadena, generación, transmisión y distribución, lograremos un sistema eléctrico financieramente sano, ambientalmente sostenible y socialmente justo”, concluyó.
De cara al futuro, Santos destacó la importancia de continuar evaluando nuevas tecnologías, como el hidrógeno verde, la energía nuclear de microreactores y el almacenamiento por hidrobombeo, que podrían añadir hasta un gigavatio (1,000 MW) de capacidad hacia los próximos años. “Ya hay que quitarnos de la cabeza los fantasmas de Fukushima o Chernóbil. La energía nuclear moderna es limpia, segura y eficiente”, expresó.
El ministro agregó que la diversificación geográfica de la generación será otro elemento clave para la resiliencia del sistema, especialmente frente a fenómenos climáticos. “Históricamente hemos concentrado la generación en el Este, pero tenemos la oportunidad de expandir proyectos base en el Noroeste, como en Manzanillo, y aprovechar las renovables para descentralizar aún más la producción”, señaló.
Santos concluyó que la clave del desarrollo energético dominicano radica en planificar con visión de largo plazo, mantener la cooperación público-privada y asegurar un equilibrio entre sostenibilidad, eficiencia y expansión económica. “Cuando pongamos la energía delante de la economía, República Dominicana podrá dar el salto y evitar la trampa del ingreso medio. Ese es el cambio de chip que necesitamos”, afirmó.