La reforma fiscal está a la vuelta de la esquina. Lo saben todos los sectores. El presidente Luis Abinader, durante el proceso de campaña electoral, puso el tema en la palestra. Lo hizo asumiendo el riesgo de las consecuencias políticas que pudo haberle ocasionado.
La oposición no rebatió el tema, pues también está consciente del reto que tiene el país en materia de sostenibilidad financiera. Como si fuera una canción a coro, diversos sectores productivos han dado a conocer su parecer respecto a la reforma fiscal y cómo desean ellos que sea. Han pedido no ser tocados, aunque saben que eso, bajo las circunstancias actuales, es imposible. Nadie habrá de escapar de las garras de una reforma fiscal que, a lo máximo que pudiera aspirarse, es a que sea progresiva, es decir, que paguen más los que más puedan.
La principal organización empresarial del país, el Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep), está consciente de que la reforma fiscal es inevitable, necesaria y habrá de sentar las bases para la consolidación de las finanzas públicas.
Su membresía, que es lo mismo que decir que todo el empresariado dominicano, se mantiene en sesión permanente para ver las diversas opciones.
Su petición, expresada a través de su presidente, Celso Juan Marranzini, es que la reforma fiscal respete los principios de legalidad, justicia, igualdad y equidad del régimen tributario, consagrados en el artículo 243 de la Constitución.
Tal y como lo expresa el Conep, hay que estar de acuerdo en que es necesario llegar a un consenso, con tal de que se construya un sistema tributario ágil y simple, que traiga consigo una progresividad en función de la capacidad contributiva de cada sector.
El proyecto, además, debe considerar la gradualidad en la aplicación de las medidas que así lo americen, pero, además, se sugiere que corrija y evite distorsiones que sean un freno al desarrollo, que desincentive la competencia desleal y el comercio ilícito, así como la informalidad, el fraude y la evasión fiscal.
En definitiva, la discusión sobre este tan trascendental tema, y así lo ha dejado claro el presidente de la República, no debe ser de manera segregada ni coyuntural. Debe ser objeto de un amplio proceso de consulta y discusión, que conduzca a la concertación integral de un gran pacto de nación.