Le ejecución presupuestaria hasta mediados de septiembre indicaba que de un monto original presupuestado para gasto de capital ascendente a RD$155,175 millones (2.8% del PIB), se había ejecutado un monto de RD$89,025 millones (58%).
O sea, en los próximos 3 meses y medio hay que desembolsar unos RD$66 mil millones en gasto de capital para cumplir el 100% de lo programado lo que no parece ser un problema para el gobierno.
Pero sí hay un problema.
En el presupuesto reformulado del 2023 ya vigente, el gasto de capital aumenta de RD$155,175 millones a RD$193,186 millones. Eso implica que el gobierno dispone de mucho más dinero para inversión.
Ahora la cantidad disponible para gasto de capital hasta diciembre sube a RD$101 mil millones, (sumando los RD$66 mil millones del presupuesto original, pendientes de ejecutar y los RD$38 mil millones adicionales aprobados en el presupuesto reformulado).
En consecuencia, hay que invertir unos RD$25.0 mil millones mensuales entre lo que resta de septiembre y diciembre.
¿Pero a que ritmo se ejecuta el gasto de capital hasta el mes de agosto? Mensualmente entre RD$9 mil millones y RD$15 mil millones. Eso implica que hay que duplicar el ritmo de inversión pública y hacerlo rápido.
¿Y porque esto es tan importante?
Estamos creciendo a una tasa de 1.5% entre enero y agosto y 2% interanual, y para alcanzar un 3% o 3.5% a final de año, es imprescindible que el gasto de capital se intensifique.
Esto, obviamente, manteniendo la meta fiscal de un déficit de 3.2% del PIB.
En mayo pasado la autoridad monetaria puso a disposición de los bancos unos RD$120 mil millones a tasas de 3% para que fueran prestados al 9%. Eso influyó para que la tasa promedio ponderada activa y pasiva bajaran entre un 15% y 20%.
Además, la tasa de Política Monetaria se redujo de 8.50% a 7.50%, esperando las decisiones de la FED en los próximos meses después de la pausa anunciada recientemente.
Aunque el crédito privado crece a buen ritmo por estas medidas (17%) el efecto en el crecimiento no es automático y requieren tiempo para ver resultados. Pero con un empuje de la inversión pública todo puede cambiar.
Es como atacar en dos frentes para patear la económica por el trasero, pero cuidando que no maltrate la inflación ni aumente el déficit fiscal.
Y sobre el tema fiscal, la parte positiva es que los ingresos van por buen camino, aunque a menor ritmo que en el 2022. Al mes de agosto los ingresos ya alcanzaban el 69.7% de lo programado.