El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, advirtió este domingo que el Gobierno de Donald Trump podría reimponer aranceles a los productos chinos si el régimen de Beijing vuelve a bloquear las exportaciones de tierras raras, minerales esenciales para las industrias tecnológica, energética y militar.
“Los chinos se han apoderado de este mercado y, lamentablemente, en ocasiones han demostrado ser socios poco fiables. Espero que esta vez cumplan sus compromisos. De lo contrario, podríamos volver a plantear la amenaza de aranceles y otras medidas”, declaró Bessent en entrevistas con Fox News y CNN.
El alto funcionario subrayó que la administración Trump está preparada para aplicar “máxima presión” si China decide incumplir los compromisos alcanzados en la cumbre bilateral celebrada esta semana en Corea del Sur, en la que Trump y Xi Jinping acordaron suspender por un año las restricciones a la exportación de tierras raras y tecnologías asociadas.
Un recurso estratégico bajo control chino
China controla casi el 90 % del procesamiento industrial de tierras raras, materiales imprescindibles para la fabricación de baterías, semiconductores, equipos militares, turbinas eólicas y vehículos eléctricos. Aunque estos minerales se extraen en distintos países, la capacidad de refinado está casi totalmente concentrada en empresas chinas, lo que otorga a Beijing una ventaja estratégica sobre las cadenas globales de suministro.
Bessent criticó que administraciones anteriores subestimaran la dependencia estadounidense de estos materiales y aseguró que la nueva estrategia comercial buscará reducir drásticamente esa vulnerabilidad.
“Esta administración va a avanzar a toda velocidad durante los próximos uno o dos años para librarnos de esta espada que los chinos tienen colgando sobre nosotros —y sobre el mundo entero—”, afirmó.
Reducción parcial de aranceles y nuevas condiciones
En el marco del encuentro, Washington anunció una reducción del 10 % en los aranceles a productos chinos, una medida destinada a rebajar las tensiones comerciales entre ambos países. Sin embargo, Bessent aclaró que el alivio depende del cumplimiento total del acuerdo por parte de Beijing, incluidas las cláusulas relativas al suministro de materiales estratégicos.
El pacto bilateral también contempla acciones conjuntas contra el tráfico de fentanilo, una sustancia que la DEA estadounidense identifica como principal causa de muertes por sobredosis en el país. China se comprometió a tomar medidas concretas para frenar la producción y el envío ilegal del opioide hacia Estados Unidos.
Una relación tensa pero estratégica
Bessent insistió en que la Casa Blanca no busca una ruptura total (“decoupling”) con China, pero sí pretende “reducir riesgos” y diversificar las fuentes de suministro para proteger los intereses estratégicos de Estados Unidos.
“No queremos un desacoplamiento, pero vamos a tener que reducir riesgos”, enfatizó.
La advertencia de Washington refleja la postura firme de la administración Trump frente a Beijing, priorizando la seguridad nacional y el control de los recursos críticos en un contexto de competencia tecnológica y geopolítica creciente.
Analistas prevén que los próximos meses serán determinantes para evaluar si el compromiso de China se mantiene, tanto en el comercio de tierras raras como en la lucha contra el fentanilo, dos ejes centrales en la compleja relación entre las dos mayores potencias del mundo.
