El Banco de Francia (BdF) revisó al alza su previsión de crecimiento de la economía francesa al 1.1%, tres décimas más que la anterior, en un contexto en el que la ralentización de la inflación está contribuyendo al aumento del poder adquisitivo.
En su informe de proyecciones intermedias, el BdF indica que la revisión de las cifras del producto interior bruto (PIB) para 2023 y comienzos de 2024 han aumentado mecánicamente el crecimiento previsto para este año.
En el segundo semestre, indica que “el efecto desfavorable de la mayor incertidumbre, será transitoriamente compensado por el efecto favorable de los Juegos Olímpicos” de París.
Una alusión a la situación política tras el adelanto de las elecciones legislativas del 30 de junio y el 7 de julio, que todavía no se ha traducido en un Gobierno efectivo en marcha, que debería ser presentado esta semana por el nuevo primer ministro, Michel Barnier.
Para el ejercicio próximo, el BdF mantiene sin cambios sus proyecciones de un alza del PIB del 1.2%. Los autores del informe señalan que como consecuencia de la actual “desinflación”, los salarios progresan más rápidamente que los precios, “un movimiento que podría acentuarse en 2025”.
En una entrevista al diario Le Parisien, el gobernador del Banco de Francia, François Villeroy de Galhau, dijo que el objetivo que se había marcado el Gobierno saliente para reducir el déficit público al 3% del PIB en 2027, “no sería realista”.
“Más vale fijarse un objetivo de cinco años, que sigue siendo compatible con las reglas europeas. Es hora de decir la verdad y de cumplir nuestros compromisos con credibilidad”, señaló Villeroy de Galhau.
El pasado año se produjo un derrape de los números rojos de las cuentas públicas, hasta el 5.5% del PIB cuando lo previsto en el presupuesto era un 4.9%, por unos ingresos muy inferiores a los anticipados.
El tesoro ha anticipado que este año Francia terminará con un déficit del 5.6% y con una deuda del 112%.