La inflación anual de Argentina se disparó el mes pasado, mientras el Gobierno congeló los precios de más de mil productos de consumo en un intento por frenar el alza del costo de la vida.
Los precios al consumidor subieron un 88% en octubre frente a igual mes del año anterior, superando la tasa del 85,5% de Turquía para convertirse en la inflación más alta de las naciones del Grupo de los 20, según datos del Gobierno argentino publicados el martes. La inflación aumentó un 6,3% frente al mes anterior, inferior a la mediana de las estimaciones de los economistas encuestados por Bloomberg de un 6,7%.
Se espera que la tasa de inflación anual de Argentina supere el 100% en los próximos meses, el nivel más alto desde que la segunda economía más grande de Sudamérica luchó contra una hiperinflación de más del 3.000% a principios de la década de 1990. La semana pasada, el presidente Alberto Fernández volvió a congelar los precios de 1.700 bienes de consumo en un intento por frenar la inflación, aunque esta política no ha resultado sostenible.
Un funcionario clave del Gobierno de Fernández admitió el martes que la coalición no está unificada en cuanto a un plan general para enfriar la inflación y hacer crecer la economía.
“No hay consenso sobre un plan de estabilización”, dijo en una conferencia el secretario de Programación Económica, Gabriel Rubinstein. Agregó que, antes de las elecciones presidenciales del próximo año, “no hay conciencia política de bajar el gasto”.
La inflación desenfrenada afecta a todos en Argentina. Los poderosos sindicatos presionan a las empresas para que realicen aumentos salariales de tres dígitos, los turistas extranjeros pagan las facturas de los restaurantes con enormes montones de dinero en efectivo y los consumidores no saben cuánto deberían costar los artículos básicos.