Desde hace más de 15 años, República Dominicana ha incentivado las inversiones en energías renovables. Se trata de una medida que, si bien representa un sacrificio para las arcas estatales, aporta diversidad al sistema energético y un respiro medioambiental, al reducir la dependencia de los combustibles fósiles.
En momento en que las fuentes limpias aumentan su participación tanto en América Latina y el Caribe, como en el resto del mundo, impulsar su generación con medidas gubernamentales parece acertado, sin embargo, el país es de las pocas naciones que aun hace exoneraciones de este tipo. Así lo reveló un estudio sobre generación distribuida y su impacto en las finanzas públicas.
Los incentivos tributarios que República Dominicana otorga actualmente a las energías renovables en general, y a la generación distribuida en particular, están contenidos en la Ley 57-07. Esta establece la exoneración de todo impuesto a la importación, un crédito a la inversión en el Impuesto sobre la Renta de hasta un 40% del costo de la inversión en equipos. Este crédito fiscal debe ser descontado en tres años, a razón de 1/3 cada año.
También establece la reducción de la retención por pago de intereses al exterior, de 27% a 5% para los proyectos de generación de energía con fuentes renovables desarrolladas al amparo de dicha ley.
El estudio establece que son muy pocos los países que han concedido incentivos fiscales para impulsar el desarrollo de la generación distribuida. Entre 12 países analizados, solo dos (Costa Rica y Estados Unidos) lo han hecho, con la salvedad de que Costa Rica retiró los incentivos a la generación fotovoltaica cuando la tecnología maduró, siguiendo un argumento similar al de la industria infantil: proteger solo hasta que la industria madure.
Actualmente, Costa Rica concede incentivos fiscales temporales (por diez años) a la generación con base en hidrógeno verde. “República Dominicana no ha seguido la línea de la mayoría de los países de la región”, cita la publicación.
Si bien el país ha derogado algunos incentivos tributarios concedidos inicialmente, como la exoneración del ISR sobre la renta proveniente de la generación y venta de electricidad y otras formas de energía generadas con fuentes renovable y ha reducido otros, como el crédito en el ISR del 75% de la inversión, aún se mantiene un crédito del 40% de la inversión. Lo anterior a pesar de que “la generación distribuida ya se ha desarrollado y, sobre todo, la tecnología ha madurado”, indican los autores.
Además, sostiene que tanto los costos de instalación de los paneles fotovoltaicos como los de generación de energía eléctrica a partir de ellos son significativamente menores que una década atrás, cuando comenzó su implementación en República Dominicana.
La investigación indica que la fuerte irrupción de China en este mercado, a partir de 2013, provocó una caída del precio del silicio –material del que se construyen las células fotovoltaicas de los paneles solares- y, adicionalmente, un avance en la tecnología de construcción de dichos paneles disminuyó la cantidad necesaria de silicio.
El costo total de instalación de los paneles fotovoltaicos fue de US$883 por kW en 2020, un 81% menos que en 2010 (US$4,731/kW). Tal como reseña una publicación de El Dinero, desde 2017 se han importado 4,466,164 paneles solares a República Dominicana, solo desde China, el mayor exportador de acuerdo con la plataforma Ember Climate. La inversión por esa cantidad asciende a US$492 millones.
De hecho, el costo de generación eléctrica con paneles fotovoltaicos cayó un 85% entre 2010 y 2020, pasando de US$38.1 centavos por kWh a US$5.7 centavos por kWh. El estudio, realizado por el economista Magín Díaz, expone que, tomando como base el año 2012, que es el primero para el cual la Comisión Nacional de Energía (CNE) publica información sobre la generación distribuida en el país, el costo total de instalación de los paneles fotovoltaicos cayó un 64%, pasando de US$3,021 por kW en dicho año a US$883 por kW en 2020.
A su vez, el costo de generación eléctrica con paneles fotovoltaicos cayó un 74% entre 2012 y 2020, pasando de US$21.7 centavos por kWh a US$ 5.7 centavos por kWh. “Con esta caída tan significativa de los costos, es difícil encontrar argumentos para continuar manteniendo los incentivos tributarios, en particular el crédito del 40% de la inversión en el ISR”, advierte la publicación.
De acuerdo con el Ministerio de Hacienda, las estimaciones de gasto tributario a las energías renovables en 2023 ascendieron a RD$996.0 millones. Aunque presentó un aumento respecto a 2022, cuando el montó fue de RD$763.7 millones, representa una reducción respecto a otros años, como el 2021, cuando se reportó en RD$1,333.3 millones o 2020, cuando el sacrificio fiscal fue de RD$3,585.4 millones. En el 2019 fueron apenas RD$1,443.2 millones.