Con un dólar por encima de los 5000 pesos colombianos, y una deuda que superó los $880 billones, el panorama económico para el pueblo colombiano no ofrece su mejor cara.

  La deuda externa colombiana, a corte de junio de 2022, mes en el que el Banco de la República reportó la última cifra, se ha incrementado casi 30%

  La subida del dólar no solo ha puesto a hacer cuentas a los ciudadanos, inversionistas e importadores, sino también al Gobierno Nacional, pues si el equivalente en pesos de la deuda externa se ha incrementado hasta 30% gracias a la devaluación de la moneda en los últimos meses.

  El último reporte del Banco de la República muestra que Colombia debe unos US$177.000 millones, lo que en julio (cuando se hizo el anuncio) equivalía con una TRM de $4.151 a $731 billones. Sin embargo, si se revisa el monto con el dólar a $5.000, cifra que alcanzó en la apertura de ayer, escala a casi $880 billones, un incremento cercano a 20%.

  Es decir que, en tres meses, el mismo valor de la deuda externa ha subido $149,48 billones. La diferencia es mucho mayor si se compara con la TRM con la que se inició el año, $3.981, pues en enero (con la cifra en pesos) se debían $683 billones, con lo que se han sumado $197,03 billones a los pendientes.

  Toda devaluación supone un crecimiento de servir la deuda pública y la privada que está tomada en monedas duras. Ahora bien, no significa que la nación se esté endeudando más, si bien aumenta la presión fiscal el Gobierno ha tomado la decisión de mantener los límites de endeudamiento que están incluidos en el marco fiscal de mediano plazo y cerró la emisión de nuevos títulos de deuda, hasta que el Gobierno mantenga ese cumplimiento ya ha tomado las decisiones correctas, explica el economista Jorge Restrepo.

  Dejando de lado el peso y teniendo como referencia el dólar, la deuda subió apenas 2,57% o 1,3 puntos porcentuales del PIB durante los mismos siete meses. Y para julio llegó a representar 50,7% del Producto Interno Bruto.

  El Gobierno por ahora tiene previsto destinar $78 billones, de los $405 aprobados para el Presupuesto Nacional de 2023, para pagar parte de la deuda a los bancos internacionales.

  Lo que es crítico en la situación de la deuda es lo que ocurre en el mercado secundario, no necesariamente por la devaluación, en el mercado de deuda pública en el que se venden los títulos ya emitidos la situación fue crítica desde mediados de octubre hasta el 25, y ya se ha presentado un alivio marginal, esa situación si es crítica porque significa que a menos que cambie la política económica, el año entrante el Gobierno va a encontrar muy difícil encontrar financiamiento a tasa razonable, concluye Restrepo.

  El problema de la devaluación.

  Uno de los graves problemas de la devaluación del peso es el incremento de la deuda externa que a julio estaba en US$177.000 millones, y que se llevará en 2023 $78 billones del presupuesto.

  Según el más reciente dato del Banco de la República, la deuda externa representó en julio 50,7% del Producto Interno Bruto y alcanzó los US$176.098 millones. Antes de que Gustavo Petro asumiera la Presidencia de la República, las acreencias financieras rondaban $731,01 billones; en ese momento el dólar estaba en $4.151,21.

  Pero la incertidumbre económica se disparó luego de los mensajes erráticos del mismo Presidente sobre su política en contra de las actividades extractivas, que se convirtieron en políticas públicas y especialmente los hechos por la responsable de la cartera de Minas, quien no solo habló de decrecimiento económico, sino de suspender la exploración y la explotación petrolera y minera nuevas, el dólar ha seguido repuntando en los meses siguientes y ahora está en la antesala de $5.000, con lo que la deuda externa de julio estaría en $880,49 billones si se convierte con el dólar actual. Es decir que, en tres meses, el mismo valor de la deuda externa ha subido $149,48 billones.

  El gran lío para las finanzas estatales es que la reforma tributaria, que aún no ha sido aprobada, se va a ir en buena parte a pagar la deuda externa y se va a quedar corta como siempre. Es contundente que cerca de $78 billones son los que se destinarán del presupuesto nacional de 2023 para pagarles a los bancos internacionales, un gran porcentaje de los $405 billones aprobados la semana pasada. Todo está conectado, esa siempre es la naturaleza de la economía: la pandemia originó la inflación que padece todo el mundo, también una mayor deuda externa para atender la crisis sanitaria.

  La misma inflación disparó las tasas de los emisores, lo que llevó a que las monedas se devaluaran; una cadena de acontecimientos que no generan optimismo sobre lo que sucederá los próximos dos años. La inflación poco a poco puede ceder a distintos ritmos, los intereses bajar al mismo tiempo para reactivar la economía, pero la deuda solo seguirá subiendo irremediablemente. La devaluación solo trae problemas: el precio de los productos importados aumenta y encarece el pago de las deudas en dólares, situación que genera presiones fiscales para los gobiernos con poco margen de maniobra y en donde siempre escasean los dólares, como es el caso colombiano. Pero lo peor de todo es que la institución responsable de plantear una hoja de ruta para salir de esta coyuntura -Banco de la República- brilla por su ausencia en uno de los momentos más inciertos para la economía local.

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