Por: José Lois Malkun
Este articulo no es para mis colegas economistas. El déficit fiscal ocurre cuando los gastos de un gobierno en un período determinado (como un año) son mayores que sus ingresos.
El superávit es lo contrario.
Esto sucede en las familias y negocios cuando se gasta mas de lo que se ingresa, ocasionando la quiebra de empresas o la perdida de activos (casa, vehículos, muebles), salvo que no logre renegociar su deuda y buscar la forma de mejorar sus ingresos mientras reduce los gastos.
Pero los gobiernos nunca quiebran y tienen la capacidad de sostener un déficit dentro de un rango razonable si el pais tiene un buen crecimiento de su Producto Interno Bruto (PIB).
Los ingresos del gobierno incluyen todos los impuestos y tasas (ITBIs, ISR, IPI, aranceles, multas, de capital, etc.). Y los gastos incluyen, educación, salud, deporte, infraestructura, agricultura, salarios, defensa, programas sociales, transferencias, pago servicios deuda, etc.
¿Cómo se financia el déficit fiscal?
Con préstamos: Emitir deuda pública interna o externa.
Imprimir dinero sin respaldo: dispara la inflación y muchas leyes monetarias lo prohíben.
Reducir reservas: Usar los ahorros o reservas acumuladas en periodos anteriores.
¿Cuál es el déficit ideal? Esa es una pregunta difícil pero lo ideal es que el déficit oscile entre un 1% y 2% del PIB. Sin embargo, algunos expertos opinan que un déficit fiscal moderado, en torno al 3% del PIB, es considerado aceptable en muchos países, siempre que haya estabilidad macroeconómica y buen crecimiento del PIB, que aseguren el pago de la deuda.
El déficit fiscal de Republica Dominicana oscila precisamente, en alrededor del 3%, con riesgo crediticio aceptable y perspectivas positiva según la agencia crediticia Fitch Rating (BB-)
En cuando a la deuda publica consolidada (incluye el BCRD), esta se ubica en 61% del PIB (2024), un nivel aceptable pero que debemos reducir para mejorar el nivel de riesgo pais, bajando el costo del servicio de la deuda (intereses)
Hay momentos en que aumentar el déficit fiscal puede ser necesario para impulsar la economía en situaciones de crisis, como sucedió durante la pandemia del COVID. O por desastres naturales. Pero sin olvidar que un déficit recurrente sobre el 3%, aumenta la deuda, la inflación y la perdida de confianza de los inversionistas.
La recién fracasada reforma fiscal buscaba precisamente aumentar los ingresos, para, entre otras cosas, reducir el déficit de 3% al 2.5% del PIB, mejorando nuestro perfil crediticio.
El problema ahora es que, para mantener el déficit y la deuda controlada, el gobierno tendrá que reducir los gastos corrientes y aumentar los ingresos atacando la evasión, ajustando los precios de los peajes, las placas, las multas o eliminado algunos subsidios como el de los combustibles.
Para eso no se necesita una reforma fiscal.
Las autoridades económicas del pais han mostrado una fuerte disposición a mantener el déficit en 3% del PIB o menos y bajar la deuda pública gradualmente a pesar de la estrechez presupuestaria. Y eso es sumamente importante, sin importar el costo.