Todos los países la aplican en situaciones de emergencia. La alta inflación, que afectó a los consumidores de todo el mundo, derivò en muchas medidas gubernamentales, algunas de ellas retrocediendo al proteccionismo del pasado.

En Republica Dominicana se tomaron varias medias para amortiguar el impacto de la inflación, que escaló hasta el 9.65% en el 2022.

Una de ellas fue aplicar la tasa cero a las importaciones de alimentos e insumos, que en ese momento y de manea temporal, fue una decisión acertada.

La ley 6-22 de fecha 27 de abril del 2022, estableció un arancel cero a más 60 productos de diferentes partidas arancelarias lo que permitió que los precios bajaran ligeramente, beneficiando a los sectores más vulnerables.

Pero también a los más ricos.
La vigencia de la ley era de 6 meses, terminando en octubre de pasado año. Su impacto fiscal fue mínimo (unos 250 millones) pero el daño a los productores podría ser mucho mayor.

Una ley similar se discute actualmente en el congreso para aplicar la tasa cero en caso de emergencias.

Sin embargo, considerado que la inflación alcanzó su rango meta, esta medida no tiene mucho sentido en este momento porque es un arma de doble filo.

Somos un país con un déficit comercial de bienes exorbitante e incentivar las importaciones agrava esa situación aun más. La meta principal es incentivar las exportaciones para reducir esa inmensa brecha que nos separa de las importaciones.

Además, pensemos en los productores locales que son afectados por esta medida, aunque sea de carácter temporal.

Sin embargo, la nueva ley obre el arancel cero a la importación de bienes alimenticios e insumos puede ser aprobada con el párrafo “EN CASO DE EMERGENCIA O DESASTRES NATURALES” y siempre por periodos cortos.

Pero hay que manejarla con prudencia y ser más selectivo en los grupos de alimentos que pueden ser beneficiados con arancel cero, porque la lista incluida en la ley 6-22 era demasiado extensa.

Finalmente, es mejor aplicar esta ley, con o sin emergencia, a los insumos agropecuarios para aumentar la producción interna y mejorar su productividad.

Inclusive, darle prioridad a los bienes que importamos y que podemos producir en el país, como la leche, carnes, el maíz y los aceites comestibles.

Al fin, y después de 25 años de espera, ya estamos exportando carne de res a Estados Unidos, pero seguimos importando muchas carnes y despojos.

También importamos entre US$15 y US$20 millones de arroz cada año cuando se supone que somos autosuficientes.

Hay demasiados privilegios a los importadores y eso nos tiene jodidos. Pero también nuestra productividad agropecuaria es demasiado baja para competir, con raras excepciones.

Un dilema difícil de resolver.

Por favor Siguenos y comparte: