Por Andres Cueli

Mi primer encuentro con el tema del calentamiento global fue mientras me encontraba cursando la escuela primaria luego de ver un documental (una verdad incómoda, 2006), dirigido por Albert Arnold Gore Jr., mejor conocido como Al Gore.

Era muy pequeño para poder emitir una opinión sobre el tema, pero lo que vi me dejó impresionado.

No era consciente del daño que podíamos provocar en el planeta tierra con nuestras emisiones de CO2.

A partir de este suceso fue el momento en el que este tema se hizo de eco mundial y comienzan a surgir decisiones gubernamentales para reducir estos desastres naturales.

El 12 de diciembre del 2015, luego de muchas confluencias se llega al Acuerdo de París, el cual adoptarían 196 países que acordarían cambios en sus políticas medio ambientales.

El objetivo de este es definir un grado centígrado óptimo para reducir el calentamiento global, que en su momento se decidió que debía ser por debajo de dos grados centígrados.

Para lograr estos objetivos se necesitarían proyectos y financiación, es aquí que entran en gran parte las instituciones del mercado de capital y su intermediación con los títulos de bonos verdes.

Los bonos verdes tienen como gran objetivo compensar a todos los participantes de la economía de forma equilibrada. Esto se logra entendiendo que cada participante tiene idiosincrasias diferentes en sus modelos y motor de negocio.

Tenemos industrias que por su modelo de negocio emiten más huella de carbono que otras, por lo cual uno que produce más de lo permitido puede adquirir estos bonos en el mercado y aportar a la innovación de proyectos verdes.

Estos proyectos van desde creación de energía renovable, manejo eficiente de residuos, práctica de forestación entre otros.

Para que un bono verde sea considerado “verde” debe poder demostrar beneficios ambientales medibles de acuerdo a los estándares establecidos. El gobierno dominicano propuso armar una estrategia nacional a largo plazo con el objetivo de alcanzar la neutralidad de carbono a nivel nacional para el año 2050.

Es por esto que emprendió un estudio sobre la capacidad de Chile para medir la huella de carbono generada por las instituciones públicas y privadas.

La emisión de un Bono Verde posee la misma estructura financiera y legal que un bono corporativo tradicional y, por ende, sigue el mismo proceso para su inscripción y negociación en el mercado de valores.

Según el Título III sobre la Oferta Pública de Valores, en su artículo 46, podrán ser emisores de valores de Renta Fija las Sociedad Anónimas, las Sociedades de Responsabilidad Limitada y las Sociedades Anónimas Simplificadas (SAS), de conformidad a la Ley de Sociedades.

Cuando vamos al Climate Bonds Interactive Data Platform, podemos confirmar que la recaudación de fondos a través de instrumentos de bonos verdes fue de 547.5 mil millones de dólares en el 2021, aumentando así un 55% más que el año previo con 305.8 mil millones de dólares.

Latino América, con países como Brasil, Chile, Argentina y Colombia, aportó 8.9 mil millones de dólares representando así el 1.6% de los fondos recaudados en el 2021.

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