José Alfredo Guerrero
Siempre encuentro una diferencia abismal entre el número de personas que responden correctamente comparaciones consecutivas entre autos, bonos y efectivo en dos situaciones que, en esencia, son tan parecidas como dos gotas de agua.
Me pasa con los estudiantes de Fundamentos de Economía en la PUCMM, la mayoría estudiantes de Derecho, y más reciente con las damas y caballeros templarios que participan en el curso en línea Fundamentos de Finanzas, de la Escuela Superintendencia de Bancos.
Empiezo con el dilema del regalo de cumpleaños en que los pone una tía rica con respecto a estos dos activos financieros que puede recibir con un simple trámite, sin costo de transacción, el sobrino que está juntando para su apartamento:
a) Un millón de pesos en efectivo (una transferencia bancaria de cuenta a cuenta);
b) Un millón de pesos en bonos de su portafolio, específicamente el MH12029 (con la instrucción requerida para que aparezca registrado el sobrino como el tenedor), que le promete pagar un millón de pesos en cuatro años y unos cien mil pesos anuales por intereses.
La prueba es de tres minutos en Forms y las respuestas son las que esperaba. En menos de dos nueve de cada diez ya habían elegido el millón de pesos, el otro elegía el bono o comentaba que faltaba información o más tiempo para tomar la decisión.
De inmediato, sin comentar las respuestas, subo el enlace de la siguiente situación en que el tío generoso pone a decidir al sobrino entre:
a) Transferir el millón en efectivo;
b) Regalarle su Honda CRV, año 2018, en perfectas condiciones, que él sabe bien es cierto que ha sido de “único dueño”, en un traspaso a realizar ahí mismo en la oficina, sin costo y con servicio VIP para salir con su matrícula en la mano.
En este caso nunca falla que nueve de cada diez se deciden por la CRV y el otro confiesa al comentar los resultados que creyó haber marcado la CRV o este diálogo que es de antología con un futuro Saul Goodman o Jack McCoy:
”Profe, yo sé que la jeepeta vale más pero soy un enemigo jurado de los combustibles fósiles y mi meta en la vida es romper el récord de austeridad en la huella de carbono, así que considere ponerme mis puntos.”
“La prueba es de opinión, se ganan los puntos por contestar…”
“¡Ah! Pues me explica entonces, que soy nulo con el tema de los carros …”
Que la mayoría seleccione la jeepeta le da satisfacción a la tía porque el sobrino sabe poner en balanza el valor monetario de los premios.
En este caso, sin embargo, no podrá extenderse mucho sobre la genialidad del pariente porque, realmente, con una búsqueda de medio minuto encuentran que ésta se puede vender con facilidad por 400 mil pesos más que la transferencia de un millón en efectivo.
Es de una marca símbolo de calidad, de las mejores para evitar recurrir a exorcismos de los mecánicos inspiraron la creación de los demonios, y en algunos índices bancarios se debería considerar como activo líquido por su fácil realización.
Entonces, ahora pregunto a los participantes las razones para que el millón en efectivo sea una opción tan abrumadoramente preferible a ser dueño de un millón en bonos MH12029.
Aquí el diálogo entre el participante (p) y el facilitador (f) que los va llevando a explicar el gesto de “¡no ombe!” que vieron en la tía:
(p) “El millón es en cuatro años que lo voy a ver, aunque paga intereses por año la constructora para comprar en plano el apartamento me pide el millón ahora.”
(f) “¿Y el ingeniero no cree que estaría feliz de recibirle los bonos como abono de un millón?”
(p) “¡Qué va, Profe! Ellos valoran su efectivo para pagar nómina y comprar materiales.”
(f) “¿Pero no podrán encontrar una ferretería que le reciba los bonos de Hacienda a cambio de un millón de pesos en varillas?”
(p) “¿Y qué hará una ferretería con un bono, entregar al cliente molesto que le demanda devolver lo cobrado de más por un camión de agregados?”
(f) “¿Pero están seguros de que no aparecerá un cliente feliz de que así se salde el cargo extra del millón o, por ejemplo, un abogado que los reciba como sustitución al cheque de las prestaciones tenía fecha fatal de entregarse hoy porque las cuentas están con disponible de pobre de solemnidad?
(p) “¿Y qué hará un cliente o un abogado con un bono…? ¡Ah!”
Listo. Ahí entienden que se precipitaron en no considerar lo que pueden adquirir si venden el bono que les pasa la tía, algo que tienen en mente los que seleccionan el bono por cosquillita de que tal vez es más valioso (caramba, por algo las AFP mandan en un reporte que le tienen muchos bonos del gobierno en su cuenta de pensiones) o aquellos que dejan la opción en blanco con el comentario de necesitar más tiempo para decidir o que falta información.
Eso que pondría a la tía contenta de que el sobrino es tan bueno comparando jeepetas y efectivo como lo es con bonos y efectivo es, obviamente, el precio al que se puede vender en el mercado ese título del Ministerio de Hacienda.
Conseguido el entendimiento de la parte conceptual, la mecánica es ya de simple policía.
El facilitador le explica dónde encontrar las transacciones para ese y todos los bonos del gobierno que se compran y venden en el mercado secundario.
Es una hoja de Excel con las transacciones el día antes del ofrecimiento de cumpleaños de la tía, seis de febrero, donde debe filtrar los datos para el MH12029.
Se entera que el bono vence en cuatro años, tiene un cupón de 11.375%, y los precios a que se transaron están en el rango de 106 a 115.
Es decir, de andar los precios hoy también por ahí, la tía le estaría dando la oportunidad con los bonos de tener entre 60 o 115 mil pesos más que el millón de pesos y, por supuesto, estaría feliz de ver que su sobrino puede poner en balance los dos activos financieros.
Pregunto ahora el precio que corresponde a un rendimiento de 8.44, fecha que recuerda nuestra Independencia. “No está en la lista, pero tiene que estar entre 110.14 y 111.28.”
Ahí, entonces, para finalizar con broche de tierras raras, el oro ya está en segundo plano, les presento, “damas y caballeros templarios”, la calculadora de bonos del Ministerio de Hacienda.
En esta pueden elegir el bono de interés, poner en la fecha de la transacción, la del cumpleaños 7 de febrero del 2025, el rendimiento patriótico 8.44% y consiguen el precio de 110.60, justo en el rango que mencionaron al ver organizados los rendimientos de las transacciones reales del día anterior.
Listo. Ahora a completar ejercicios donde cada participante tiene que mandar una captura de pantalla donde el monto a negociar es la matrícula o número de carnet del estudiante y el rendimiento exigido el promedio de la suma de los dígitos de su cédula entre 3.15 (esa es la única forma de evitar que, por pura coincidencia, llegue la misma captura de pantalla con las matrículas distintas).