Por José Lois Malkún
El país vadeó una crisis de proporciones mayúsculas desde que el presidente Abinader asumió el poder el 16 de agosto del 2020, donde República Dominicana se lució como país y fue un ejemplo para muchos otros alrededor del mundo.
Me refiero a la pandemia del COVID-19. Inclusive, se jugó su prestigio con decisiones valientes que podían haberlo afectado de no ser por el éxito obtenido, especialmente con la vacunación.
El resultado fue un 2021 cargado de cifras alentadoras y con un crecimiento de 12.4%, aunque con alzas fuertes en los precios.
Superado ese escollo nos metimos en otra crisis comenzando el 2022 a raíz de la invasión de Rusia a Ucrania, pero también salimos airosos con un crecimiento de 4.9%.
Sin embargo, la inflación generada por el COVID y exacerbada por la guerra en Ucrania pateo a todas las economías del mundo en el 2023 y aun así crecimos en un 2.4%, pero bajando la inflación de 9.65% a 3.45%.
Este 2024 la economía volverá a su crecimiento potencial entre (4.5% y 5%) con inflación dentro del rango de 1%-4%.
Pero hay grandes retos que el próximo gobierno enfrentará a partir del próximo verano y que podrían comenzar en primavera si el presidente se reelige.
Nos referimos a los siguientes:
- Transparencia y reforma del quehacer público: Hay que reconocer los grandes esfuerzos de este gobierno para transparentar el quehacer institucional y reducir sustancialmente la corrupción pública.
Tampoco podemos dejar de lado, algunas reformas institucionales importante que se han dado en el sector eléctrico (eliminación de la CDEEE), en la infraestructura (eliminación e la OISOE) y en las empresas públicas (eliminación de CORDE).
Sin embargo, se requiere concluir y aprobar una Ley de Reforma del Estado y las que están aún en la mesa de dialogo. Eso incluye la Ley de Agua, el Código Laboral, Reforma Tributaria, Competitividad, Seguridad Social, Reforma Constitucional, El Código Penal, Ley de Responsabilidad Fiscal, y otras relacionadas a la justicia y el régimen electoral. - El problema de Haití.
Aún tomando medidas drásticas para sellar las fronteras hay que estar preparados para recibir cada año entre 150 y 200 mil inmigrantes ilegales que huyen de la guerra en Haití, porque no habrá forma de impedirlo, aunque se deporten 100 mil cada año.
A ese ritmo de entradas y salidas, en 3 años habrán más de un millón y medio de haitianos residiendo en el país, en su mayoría, de forma ilegal. - El tema eléctrico:
A pesar de los avances institucionales y del pacto eléctrico aún persisten serios problemas en este sector, comenzando con la ineficiente gestión de las distribuidoras, las pérdidas de transmisión y el robo de energía. Igualmente, se suspendió el ajuste de la tarifa elevando el subsidio anual a las distribuidoras en mas de mil millones de dólares.
Eso solo podría mejorar si las EDES son privatizadas bajo un nuevo esquema regionalizado que permita mejorar la eficiencia, el uso de contadores en todos los hogares y la disminución de robo de energía. - Salud y Educación:
La educación no ha mejorado después de duplicar su presupuesto (del 2 al 4% del PIB). Se requiere un descomunal esfuerzo para mejorar la calidad de la enseñanza, comenzando por despolitizar la ADP, depurar el profesorado y elevar su formación en todos los niveles.
En cuanto a la salud, he dicho en reiteradas ocasiones que este sector necesita una asignación presupuestaria del 3% del PIB para que los servicios de salud mejoren sustancialmente.
Lo mismo con la seguridad social en lo que a la salud se refiere, implementado a nivel nacional los servicios de atención primaria.
En otras palabras, los sólidos fundamentos macroeconómicos garantizan que el país continue su ruta hacia el crecimiento sostenido.
Pero advertimos, que sin enfrentar los retos que hemos señalados, ese crecimiento no permeara lo suficiente en los sectores más pobres, ni nos permitirán dar el salto cuántico hacia el desarrollo económico, que es un concepto mucho más amplio que el simple crecimiento.