Enfocándonos en República Dominicana, los efectos de la recesión nos afectan en tres áreas:

Turismo, remesas y exportaciones.

Eso explica que las perspectivas de crecimiento en el 2023 oscilen entre un 4% y 5%, por debajo de su potencial.

La caída del crecimiento será mundial, con raras excepciones.

En nuestro caso, aún con un PIB por debajo del 5%, nos mantendremos entre los 3 países de mayor crecimiento en Latinoamérica, donde las perspectivas de crecimiento son de un 1.4% promedio (CEPAL).

Si llegáramos a crecer a esas tasas estaríamos entre los 15 países con más alto crecimiento a nivel mundial.

Pero habría daños al empleo y eso tiene un efecto demoledor en la economía.

El IMAM (Indice Mensual de Actividad Manufacturar), ha tenido dos meses consecutivos en caída libre y registra 49.8 puntos cuando debe estar por encima de 50 puntos.

Este comportamiento del IMAM es el resultado de las altas tasas de interés que contraen la inversión y la demanda.

En otras palabras, el aporte del sector privado al crecimiento se moderará el próximo año y el gobierno no puede compensar la diferencia si quiere mantener la economía estable y con déficit no mayor al 3% del PIB.

Pero los vientos siguen siendo favorables mientras la economía de Estados Unidos mantenga el desempleo por debajo del 5%, los próximos aumentos de tasas se moderen y el crecimiento se mantenga entre 2% y 2.2%.

Eso amortiguaría el impacto en el turismo, las remesas y las exportaciones.

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