Los grupos terroristas, al margen de sus creencias, se pueden dar el lujo de cometer ataques armados contra poblaciones indefensas donde mueren miles de civiles inocentes, especialmente mujeres y niños.

Por eso se les llama terroristas.
En casi todos los países del mundo el terrorismo ha hecho acto de presencia.

Pero Israel no es Hamas y debe tener mucho cuidado en responder los ataques terroristas sufridos recientemente. Porque si responde igual que Hamas el mundo reaccionará en su contra.

Israel es un estado libre, conformado por gente con alto nivel educativo y donde se han destacada en todos los ámbitos de la ciencia. Poseen armas de última generación y no necesitan que nadie los apoye en su lucha.

La respuesta militar israelí contra el grupo Hamas debe ser bien focalizada, al corazón de su dirigencia y usando armas de precisión quirúrgica. Si bombardea indiscriminadamente a Gaza, donde hay casi dos millones de habitantes en un pequeño espacio geográfico, recibirán la critica de muchos países y organizaciones.

Algunos radicales de la extrema derecha, incluyendo a su primer ministro Benjamín Netanyahu, podría no importarle lo que piensa el mundo y desatar ataques indiscriminados donde morirán miles de personas inocentes. Y eso simplemente, hará que los demás países árabes y de otras regiones, con el que Israel tiene buenas relaciones, se pongan en su contra.

Y la OTAN hizo esta advertencia en el día de ayer.
Otra cosa que Israel debe investigar es ¿quién preparo, armó y entreno a Hamas para este ataque sorpresa sin que el MOSSAD pudiera detectarlo a tiempo?

Eso requirió dinero, fuerte entrenamiento con apoyo de mercenarios y al menos dos años de preparación en estricto secreto.

Y Hamas no podía hacerlo solo. Por eso estoy convencido que detrás de esos ataques están Rusia e Irán.

Rusia invadió a Ucrania e Irán le suple armas y drones para apoyarlo. Los dos son grandes aliados y productores de petróleo ¿Y qué mejor que una guerra en el medio oriente para distraer a Estados Unidos en su apoyo a Ucrania?

Porque, en definitiva, Israel es para Estados Unidos mucho más importante estratégicamente que cualquier otro país en el mundo. Y sabemos las razones.

Todo es un juego de guerra que posiblemente traerá como consecuencias nuevos escenarios de conflictos en los próximos días con el único propósito de llevar el precio del petróleo a las nubes, que ya comienza a repuntar después de caer un 8% la pasada semana.

Que nadie dude que el petróleo y el gas son la mejor arma para debilitar las economías occidentales y por defecto, debilitar también el apoyo a Ucrania.

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