Por: José Lois Malkun
En un mensaje con motivo del 181 aniversario de la Independencia de la República Dominicana, la Iglesia Católica demandó reformas a la Policía, cárceles y el sistema de salud y «dejar de usar la migración con fines políticos».
Sobre el sistema de salud, menciona la salud mental, las dificultades de los usuarios con las Administradoras de Riesgos de Salud (ARS) y las Prestadoras de Servicios de Salud, todo lo cual es correcto.
También atinan sobre el tema de la seguridad, la policía y las cárceles que requieren mejoras sustanciales, aunque en materia de seguridad los índices dominicanos (homicidios por cada 100 mil habitantes) son muchos más bajos que la mayoría de los países de Latinoamérica y El Caribe. Pero siempre hay espacio para mejorar.
Sin embargo, sobre la politización del tema migratoria, se percibe una nota discordante. Una sospechosa posición flexible ante la inmigración haitiana y este párrafo lo confirma, citamos:
“El tema migratorio debe abordarse con seriedad, tomando en cuenta la realidad actual y el impacto del fenómeno de la movilidad humana y cumplir su función respetando la dignidad humana”.
¿Y qué es eso? Simplemente es una respuesta que sigue la corriente del Vaticano sobre la necesidad de darle protección y refugio a los que huyen de su pais por la guerra, el hambre, la persecución, etc. Lo ha dicho el propio Papa Francisco en reiteradas ocasiones.
Y COMO CATÓLICO SOY UN GRAN ADMIRADOR DEL PAPA FRANCISCO.
El caso es que cada pais que tiene problemas con la migración ilegal, tienen también grandes diferencias.
Estados Unidos tiene una extensión territorial de mas de 9 millones de kilómetros cuadrados y 340 millones de habitantes; es, además, el pais más desarrollado del mundo.
La Republica Dominicana tiene algo más de 48 mil kilómetros cuadrados con casi 11 millones de habitantes y es un pais en vías de desarrollo a décadas de alcanzar el grado de pais desarrollado.
Y uno se pregunta ¿Porque hay tanto escandalo con los 11 millones de indocumentados que representan el 3% de la población de Estados Unidos?
Lo quieren deportar a todos, aunque entre esos inmigrantes indocumentados hay millones de personas profesionales y técnicos especializados que llenan un espacio en la economía estadunidense.
También cientos de miles que poseen permiso temporal por los peligros que corren en su pais de origen.
Pero en nuestro caso, los indocumentados están en alrededor de 1.5 millones de personas (14% de la población) donde más del 90% posee un nivel educativo mínimo o nulo. Y aunque parte de esos inmigrantes están legalizados, la mayoría de ellos no lo está y su número triplica la demanda de esa mano de obra en el pais.
¿Qué hacemos o que hacen esos indocumentados sin trabajo para ganarse la vida? ¿O con los miembros de algunas bandas terroristas que están en nuestro territorio?
La Iglesia Dominicana debe entender esa realidad.
Hemos hecho demasiado por Haití sin tener recursos para hacerlo y con el peligro que representan las bandas terroristas. Eso no es politiquería, es sobrevivencia.
Simplemente, nuestra economía no está en capacidad de asumir mas compromisos con Haití ni puede darse el lujo de tener en exceso cerca de un millón de indocumentados que ponen en riesgo nuestra seguridad, nuestra soberanía y nuestra estabilidad económica.
Hay que continuar las deportaciones, sin dudar y sin vacilar, para después no lamentarnos.
Finalmente, a los sectores que quieren proteger la mano de obra haitiana indocumentada, porque la necesitan para sostener sus actividades, busquen la forma de obtener un permiso de trabajo temporal que regularice su estatus en el pais.
Y en cuanto a los dominicanos que trafican con haitianos para cruzar la frontera, meterle 30 años de cárcel.