Los casi 200 países de la COP29 entraron de lleno este miércoles en la negociación sobre cómo financiar la lucha contra el cambio climático, mientras que los científicos publicaban otro alarmante informe sobre el ritmo de calentamiento del planeta.

El objetivo principal de la conferencia en Bakú es lograr un nuevo acuerdo que aumente sustancialmente el dinero para combatir el cambio climático en los próximos años, detallando una cifra, quién paga y bajo qué condiciones.

Un nuevo borrador fue presentado a las partes negociadoras con 34 páginas, mucho más largo que la versión previa, que no contentaba a nadie.

El objetivo principal de la COP29 es concretar un aumento de las ayudas actuales, de los países industrializados a los países más vulnerables ante el cambio climático.

La cifra actual es de poco más de 100.000 millones de dólares anuales, y las exigencias oscilan en torno al billón de dólares.

El nuevo texto de este miércoles recoge todas las opciones, resumidas en seis propuestas llenas de corchetes y paréntesis.

Todas las opciones plantean como mínimo el montante de 1 billón de dólares anuales, pero con definiciones muy variables.

Según fuentes cercanas a las negociaciones, un grupo regional latinoamericano, AILAC, propuso al grupo de trabajo una partida de ayuda específica para esa región, mientras que otra opción sería que todos los países menos desarrollados (esencialmente los africanos) reciban al menos 220.000 millones de dólares.

La COP29, donde las decisiones se toman por consenso, se termina el 22 de noviembre.

“El borrador de nueve páginas que circuló antes de la COP se ha expandido a 34 páginas”, criticó Fernanda Carvalho, experta en negociaciones del clima del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).

El texto final deberá contener “un objetivo de al menos un billón de dólares por año, de financiamiento que sea ante todo público, y que incluya garantías sólidas de transparencia (…) y objetivos separados para la mitigación, la adaptación y los daños y pérdidas”, enumeró la experta.

“Los ministros tendrán que luchar la próxima semana”, predijo David Waskow, del grupo de reflexión WRI.

“No estamos aquí para mendigar”, declaró el primer ministro de Granada, Dickon Mitchell.

  • Las emisiones aumentan –

Mientras tanto, las alertas científicas sobre el estado del planeta continuán goteando, paralelamente a los discursos de los líderes mundiales que acudieron -aunque menos numerosos- a la COP de Bakú.

Los científicos del Global Carbon Project publicaron su esperado estudio sobre las emisiones mundiales de CO₂, generadas por la combustión de carbón, petróleo y gas: este año alcanzarán nuevamente un récord.

Peor aún, los 120 científicos que colaboraron en el estudio estiman que el mundo debe aspirar a lograr cero emisiones netas de CO₂ para finales de la década de 2030 si se quiere contener el calentamiento global a 1,5 °C en comparación con finales del siglo XIX.

Esto es mucho antes de 2050, el objetivo actualmente previsto por un centenar de países, entre ellos la mayoría de los países ricos.

“Nada indica aún que el uso de combustibles fósiles haya alcanzado su máximo”, declaró el profesor Pierre Friedlingstein, de la Universidad británica de Exeter, aunque el pico está “frustrantemente cerca”.

El anfitrión de la conferencia climática de la ONU, el presidente azerbaiyano Ilham Aliev, afirmó en la apertura de la cumbre que el petróleo y el gas son “un regalo de Dios”.

El ambiente en la COP29 es más cauto que en citas anteriores, tras la victoria electoral de Donald Trump en Estados Unidos.

“No hay una alternativa única” a las energías fósiles, declaró este miércoles la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, que además pidió una visión “realista” y desconfiar de “cualquier política demasiado ideológica”.

Pero los países avanzan en la conversión energética: Estados Unidos anunció que quiere triplicar su capacidad nuclear de aquí a 2050.

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