Por José Alfredo Guerrero

Petrocaribe fue un generoso programa de apoyo para el pago de la factura petrolera de países como República Dominicana.

La Madre Teresa de Calcuta invitaba a dar auxilio a los pobres “hasta que doliera”, es decir, entregar ayuda sin importar que luego te puede hacer falta.

La gráfica del EMBI y la evolución de la calificación de crédito muestra que entre 2009 y 2014 así lo estuvo haciendo Venezuela.

En los mercados de capitales los inversionistas exigían rendimientos sobre su deuda soberana por encima de países a los que prestaba a tasas subsidiadas para importar su petróleo.

Noten la trayectoria de ese indicador para Venezuela y República Dominicana.
En marzo del 2009 República Dominicana podía emitir títulos pagando una prima de 11.2% sobre valores similares del Tesoro de los EUA y un inversionista exigía una compensación de 15.7% para preferir un bono chamo sobre un bono gringo.

Pero esa diferencia de 450 puntos básicos que se exigía a Venezuela sobre valores similares dominicanos pasó a 2,260 en diciembre del 2014.

A finales del 2014 Venezuela tenía cerrado los mercados de capitales, su calificación de riesgo por Standard and Poor’s descendió de BB- a CCC+. De la categoría de Grado No Inversión/Especulativo terminó en la de Riesgo Sustancial de cesación de pago.

Mientras tanto, República Dominicana mejoró un escalón en la calificación y mostraba estabilidad en los valores del EMBI.

De hecho, para los trimestres del 2014 sus valores coincidieron con el del promedio para la región Latinoamericana.

En el supuesto de que el programa de asistencia para la compra de petróleo tenía el visto bueno del 99% de los venezolanos se estuvo cumpliendo el ruego de la Madre Teresa.

Por supuesto, también tendríamos que dar como un hecho que no les importaba que República Dominicana estuviera progresando en el manejo de sus finanzas públicas e indicadores económicos mientras allá la guagua socialista, que solo anda en reversa, ya presentaba serios problemas con los frenos.

Estos números de dominio público fueron los que llevaron a las autoridades de ambas naciones a la operación de recompra de la deuda concesionaria generada durante la vigencia del programa.

La negociación fue exitosa con la valoración de mercado de los pagarés de deuda y la gestión de los fondos con una emisión de bonos soberanos en enero del 2015.

Terminó así ese capítulo de solidaridad oficial unilateral, pero no la bilateral entre los ciudadanos de dos países que han fomentado lazos de amistad y respeto por décadas.

En el portal de la Dirección General de Crédito Público están los términos de esa recompra en la sección de novedades o noticias relevantes que debe cumplir todo emisor de valores de ofertas públicas.

También es reseñada en los informes trimestrales que la ley le obliga a presentar a los congresistas.

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