La gráfica de la evolución de la calificación de riesgo país de República Dominicana y Venezuela indica que tomaron rutas distintas.

Nuestro país presenta progreso en sus calificaciones al pasar de B a BB y Venezuela un deterioro progresivo en que baja siete escalones. De BB- pasa a SD a finales del año 2017, una calificación que advierte la existencia de incumplimientos de pagos selectivos, es decir, no hay recursos para pagar a todos los acreedores.

Venezuela se mantuvo en la antesala del cese o incumplimiento de pago total, la calificación D, hasta finales del 2021 en que la Standard and Poor’s deja de hacer para esa nación evaluaciones de riesgo país (la columna NR).

En la primera reducción de calificación, finales del 2011, Venezuela pasó a encontrarse por casi año y medio con República Dominicana en la calificación B+, la más alta dentro de los países en la categoría Altamente Especulativo.

Pero en menos de un año recibe dos malas notas consecutivas y cae en la categoría de Riesgo Sustancial. En esta sigue de reversa pasando de CCC+ a CCC- en apenas dos años y termina en la situación de impagos selectivos.

Con el deterioro de la calificación de riesgo se van cerrando las oportunidades de emitir bonos soberanos y los gobiernos tienen que empezar a buscar fondos por diversas vías.

Cuando Venezuela cayó en la categoría de Riesgo Sustancial, por ejemplo, se encontró que República Dominicana le debía por el Acuerdo Petrocaribe unos cuatro mil millones de dólares que bien podía vender a algún inversionista interesado en adquirir riesgo soberano dominicano.

De hecho, para esa época estuve de asesor en la Dirección General de Crédito Público y la posibilidad de una operación de recompra de esos pagarés la hacía todo banquero de inversión que visitaba la entidad.

Estaban a un 1% de interés, era una deuda bilateral concesionaria, y el propietario era un país en vías de convertirse en un paria en los mercados de capitales.

Y así como lo preguntaban aquí es seguro que también explicaran a los funcionarios de deuda pública de Venezuela la oportunidad que existía por la buena aceptación que estaba teniendo la deuda soberana dominicana.

La situación estaba parecida al “billetero que vende un número que gusta”, refrán que le encanta a mi amiga Paola.

Venezuela tenía interés en recibir el valor presente de los pagarés que podía vender, obviamente, a descuento por la generosidad de los términos para que República Dominicana comprara su petróleo.

La compra podría venir de cualquier interesado en tener o intermediar valores con riesgo soberano dominicano.

Se llegó a rumorar para ese tiempo que algunos intermediarios ya habían empezado hacer contacto con las autoridades venezolanas, pero ambos gobiernos decidieron contactarse directamente para llegar a la operación de recompra de deuda de Petrocaribe.

En ¡Petrocaribe: Gracias Comandante Chávez! comenté sobre esos préstamos de Venezuela que se convirtieron por años en el más importante dentro de la deuda pública oficial.

En enero de este año República Dominicana recibió la ratificación de su calificación BB y perspectiva estable y Venezuela sigue en NR. No debe extrañar.

Su gobierno se montó hace años en la guagua socialista que solo tiene un cambio de reversa en libertades económicas y políticas cuya evolución se puede presentar en un gráfico similar al de sus calificaciones crediticias. (Por José Alfredo Guerrero).

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