Por: José Lois Malkun

La ausencia de presidentes de países amigos de Latinoamérica y el Caribe, a la toma de posición de un presidente electo, no es nada raro.

Nunca van todos sino una parte de ellos. Aquí llegaron bastantes y delegaciones de alto nivel por montones.

Múltiples razones pueden explicar la ausencia de un presidente a tan magno evento, aunque siempre envían a una delegación de alto nivel, que en algunos casos, incluyen al vicepresidente.

Nosotros lo hemos hecho en varias ocasiones. Pero la ausencia del primer ministro de Haití Garry Cornille, o de una delegación representativa de su gobierno tiene o tendrá sus consecuencias.

La ministra de Relaciones Exteriores de Haití Dominique Dupuy dijo al respecto que la ausencia de altos funcionarios haitianos en la toma de posesión del presidente dominicano Luis Abinader, responde a “múltiples obligaciones urgentes” en el país.

La otra razón fue la exigencia de Haití de abrir el espacio aéreo entre ambos países, cerrado por República Dominicana. “Debe reabrirse sin limitarlo a excepciones diplomáticas” fue el argumento de la canciller.

La ministra confirmó que Haití fue invitado a participar en la ceremonia de toma de posesión del presidente Luis Abinader en dos cartas oficiales de El Ministerio de Relaciones Exteriores dirigidas al primer ministro, Dr. Garry Conille, y otra al presidente del CPT, Edgard Leblanc Fils.

La pregunta es ¿La ausencia de Cornille a la toma de posesión del presidente dominicano fue por el espacio aéreo o por las múltiples obligaciones?
Ninguna de las dos.

El primer ministro de Haití pudo haber salido el viernes 16 de agosto a las 9 de la mañana y estar de regreso a su pais a las 4 de la tarde ya que el vuelo entre ambas capitales es de 35 minutos. ¿Qué obligaciones pudieron impedirlo?.

Y sobre los vuelos, es normal que entre dos países se cierren los espacios aéreos cuando en uno de ellos hay una guerra, inseguridad en los aeropuertos, un golpe de estado, un peligro inminente a los que desean viajar o un éxodo masivo que podría crear serios problemas migratorios.

Por eso, la frontera está sellada, aunque la siguen cruzando.

Es el caso de Venezuela, cuyo espacio está cerrado para decenas de países por el golpe de estado de Nicolas Maduro para quedarse en el poder en contra de la mayoría que votó por el candidato opositor.

Todo parece indicar que con Haití es difícil entenderse para no decir imposible, y más difícil aun establecer unas relaciones diplomáticas estrechas aun si lograran superar su actual crisis política, económica y social.

La ausencia de Haití a la toma de posesión del presidente Abinader fue un acto de desconsideración, descortesía y un desaire imperdonable.
Debieron tener en cuenta, ante todo y, sobre todo, que en este pais viven casi millón y medio de haitianos que remesan a su pais unos 700 millones de dólares anuales y que a través de la frontera se suplen alimentos y otros bienes por 900 millones de dólares.

La economía juega un rol fundamental entre los dos países si a ello le agregamos el aporte de la mano de mano de obra haitiana en la construcción, la agricultura y los servicios.

El actual primer ministro debió venir y no solo participar en el evento de toma de posesión, sino reunirse con representantes de la comunicad haitiana en el pais y escuchar sus quejas e inquietudes.

Su visita podría haber reabierto el espacio aéreo en común acuerdo con el presidente dominicano y bajar las tensiones entre ambos países.

Era una oportunidad de oro para que las relaciones bilaterales tomaran un nuevo rumbo.

Pero, definitivamente, hay raíces históricas sembradas con veneno que nunca serán superadas.

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