Por José Alfredo Guerrero

En un artículo anterior se explicó la forma funciona un contrato de opción put, que es uno da derecho a vender una acción a un precio acordado entre las partes en la fecha especificada.

Se usó de ejemplo una empresa pública (pública en el sentido que cotiza en bolsa, no que es una gubernamental, como las distribuidoras eléctricas) que tiene como propietario a Donald Trump, candidato del Partido Republicano que se perfila como el próximo presidente de los Estados Unidos de América.

Se mostró como un inversionista pesimista sobre la posibilidad de que Trump termine vivo la campaña electoral (evento que piensa desplomará el precio de la acción a $20) puede entrar en negocio con aquellos menos pesimista sobre su destino y el valor de la compañía.

Esto lo hace comprando diez contratos put por mil dólares que le permitirán vender mil acciones a un precio de 90 dólares.

De haber sido asesinado Trump en el atentado donde milagrosamente solo fue herido en una oreja y caer el precio de la acción por debajo de $89 el inversionista pesimista gana dinero.

Si la caída es a $20 el beneficio es 69 mil dólares. Como salió ileso, reforzó su seguridad y sigue llenando estadios con simpatizantes como los grandes artistas, se espera que la acción supere por mucho el precio de $90 al que se comprometió comprar el menos pesimista.

Obviamente, como su contraparte no le venderá a $90 lo que está más alto en el mercado, el dueño del put no ejercerá la opción y perderá los mil dólares que pagó al cerrar el contrato.

Los participantes del curso Fundamentos de Economía entendieron el ejemplo, tres hicieron comentarios en el grupo de Teams y uno preguntó:” Profe, y qué pasa si el corredor en vez de la opción put solicitada la coloca como una de call a $90, es decir, tener el derecho de comprar a ese precio cuando llegue la fecha de vencimiento.”

En el caso se daba el pronóstico del pesimista en combo letal (asesinato, caída precio a $20), el call le daba la opción de ejercer el derecho de comprar a $90 algo que en el mercado se conseguía a $20, no hay negocio, pierde los mil dólares de la opción y llama al puesto de bolsa para insultar al corredor de la forma se titula el artículo.

Ahora bien, como falló el atentado y las acciones se disparan, por ejemplo, a 150 a la fecha de expiración de la opción, el error del corredor ahora le beneficia y la pela de lengua bursátil se la da su supervisor si la firma fue la contraparte.

En efecto, ahora el inversor estuvo pesimista se encuentra con la doble felicidad de ver a un Trump salir ileso y comprar a $90 algo que en el mercado está a $150, un ahorro de $60 mil dólares si se queda con las mil acciones en su portafolio o un beneficio similar si decide comprar y vender ese mismo día.

El histórico de los precios de Trump Media & Technology Group se muestra en la imagen y los cálculos se pueden rehacer con datos reales, pero siempre es bueno usar en clase números sencillos para exponer el concepto.
El cero mata cero y múltiplos de dos siempre es buen pie de amigo.

Contra Trump, uno de los pocos aspirantes a la máxima posición pública del gobierno federal que proviene de la clase empresarial, se ha orquestado una de las campañas más abominables para desaparecerlo de la boleta del Partido Republicano.

Por supuesto, esto explica parte de la volatilidad de la acción y que se tomen posiciones como la explicada en que se espera un desplome de las acciones ante la posibilidad de que de la campaña de descrédito por vías legales se pasara a contemplar su eliminación física.

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En marzo de este año la acción alcanzó su valor máximo, $66, y un día antes del atentado cerró cercano a $31. Con estos precios reales los estudiantes repitieron el ejercicio simulando a su elección una opción call o put y en una próxima veremos posiciones reales en esos contratos que son un proxy interesante de los peligros que hoy acechan a todo candidato que se atreve a desafiar el poder a la izquierda en cualquier idioma y lugar del planeta.

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